El verso libre es la forma de expresión poética que se caracteriza por su alejamiento intencionado de las pautas de rima y metro que predominaron en la poesía europea hasta finales del siglo XIX. Por tanto, es una forma muy próxima al poema en prosa y la prosa poética, de los que se distingue visualmente por conservar la disposición tipográfica en líneas sangradas propia del verso.
El verso libre nace en la segunda mitad del siglo XIX como alternativa a las formas métricas consagradas por la tradición, como el soneto y la décima. El primer poeta notable que lo practica es Walt Whitman, que se inclina por un tipo de verso irregular de gran extensión (el versículo), inspirado en la versión inglesa de la Biblia (la llamada Biblia del rey Jaime). Algunos poetas simbolistas franceses, como Gustave Kahn y Jules Laforgue, que lo introdujeron en Francia, adaptan esta forma de expresión a sus necesidades, separándose así del preciosismo parnasiano, cuyas formas sienten agotadas. Stéphane Mallarmé resume así su postura:
Asistimos ahora a un espectáculo verdaderamente extraordinario, único, en la historia de la poesía: cada poeta puede esconderse en su retiro para tocar con su propia flauta las tonadillas que le gustan; por primera vez, desde siempre, los poetas no cantan atados al atril. Hasta ahora –estará usted de acuerdo- era preciso el acompañamiento de los grandes órganos de la métrica oficial. ¡Pues bien! Los hemos tocado en demasía, y nos hemos cansado de ellos.
En la concepción simbolista, el verso libre no supone una pérdida de la musicalidad del poema, sino un enriquecimiento de la misma, al preferirse el ritmo sutil y complejo al compás monótono del verso tradicional. Años más tarde, Luis Cernuda retoma esta argumentación:
Si en el verso hay música, mi preferencia se orientó hacia la «música callada» del mismo.
En la poesía española, el verso libre cobra por primera vez importancia en el Diario de un poeta recién casado de Juan Ramón Jiménez. A partir de entonces, se consolida como forma de expresión común en la generación del 27 y siguientes. En los últimos años, el cansancio del versolibrismo ha producido una reacción significativa de regreso al verso medido (rimado o blanco), notoria en la producción de autores como Luis Alberto de Cuenca, Luis García Montero o Miguel Ángel Velasco.
Con independencia de dicho cansancio, las reticencias contra el verso libre de autores como Antonio Machado y Agustín García Calvo se centran en dos aspectos:
* con demasiada frecuencia, se llama verso libre a lo que no es sino prosa presentada visualmente de forma equívoca.
* la libertad a la que alude el término no debe entenderse como despreocupación de la musicalidad, que es condición constitutiva del verso. Es célebre la advertencia en este sentido de Machado:
Verso libre, verso libre,
líbrate mejor del verso
cuando te esclavice.
líbrate mejor del verso
cuando te esclavice.
2 comentarios:
El verso libre, no deja de ser una prosa partida en estrofas
El verso,mal llamado libre, no deja de ser una prosa partida en estrofas.
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